En abril de 2025, Corea del Sur se encontraba en agitación mientras se acercaban las elecciones presidenciales. El hombre de Dios Hyeok Park escuchó la voz de Dios respecto a la elección y entregó Su mensaje al pueblo.
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El 26 de abril, él profetizó: “En esta elección presidencial, será elegido un líder de izquierda.”
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Esta profecía fue declarada en un momento en que muchos encontraban difícil creerla, ya que ningún candidato había anunciado oficialmente su campaña.
Nadie podía predecir cómo se vería la lista final de candidatos.
Esto no fue una suposición del hombre de Dios Hyeok Park, sino una palabra de Dios.
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Sin embargo, muchos pensaron que la profecía no se cumpliría.
El 1 de mayo, un importante líder del partido de izquierda fue declarado culpable en la corte y se enfrentaba a la posibilidad de no poder postularse en las elecciones.
Algunos se burlaron y acusaron al hombre de Dios Hyeok Park de ser un falso profeta.
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Pero el 4 de junio, tal como el evangelista Hyeok Park había profetizado, el candidato de izquierda Lee Jae-myung fue elegido presidente.
El pueblo quedó asombrado.
Era evidente que lo que el hombre de Dios Hyeok Park había dicho no era razonamiento humano ni predicción política, sino una revelación de Dios.
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Junto con esta profecía, el hombre de Dios Hyeok Park compartió que vio al pueblo de Dios en Corea desanimado.
Junto con esta profecía difícil de aceptar, también entregó la dirección y el consuelo que Dios le había dado.
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Además, Dios habló al hombre de Dios Hyeok Park, revelándole que, tal como está escrito en Daniel 10:13, los cielos espirituales sobre Corea del Sur estaban cerrados, porque las fuerzas del mal estaban impidiendo que las oraciones de los justos llegaran a Dios.
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El hombre de Dios Hyeok Park declaró al pueblo de Corea del Sur:

“No se desanimen. No pierdan la fe. Como Daniel, ¡no se rindan, oren!”
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Y Dios le dijo:

“He aquí, la crisis es la mayor oportunidad para que Yo realice algo milagroso.”
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Los tiempos son malos. Satanás se mueve con todas sus fuerzas para hacer que los justos pierdan su fe, para impedirles creer y orar.
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Por lo tanto, debemos recordar aún más a Daniel, no rendirnos y seguir orando.
Arrepintámonos por esta nación de Corea del Sur, no nos desanimemos, y busquemos la voluntad del Señor hasta que se cumpla.
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Recuerda:

“Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.”
(Colosenses 1:27)

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