Joan, quien antes enfrentaba una reconstrucción de rodilla, fue completamente sano en el servicio de milagros. ¡Sé testigo del poder y la fidelidad de Dios en acción!

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¿Podrías decirme tu nombre?
Mi nombre es Joan Fernando Aya Ospina.

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¿Dónde vives ahora?
En Armenia, Quindío.

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¿Por qué viniste a este servicio de milagros?
Vine por un diagnóstico de células gigantes que invadían mi fémur, dañando mi rodilla. Los médicos dijeron que necesitaba una reconstrucción total de rodilla con una prótesis. Pero yo ya me había aferrado a la Palabra de Dios que dice que ni un solo hueso mío sería quebrado. Pasé tiempo en oración y ayuno, escuchando los devocionales y aferrándome a las promesas de Dios.

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¿Cuánto tiempo llevabas en este proceso?
Un año.

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¿Cuál era tu expectativa al venir a este servicio de milagros?
Recibir el favor y la salud de Dios, y ser un testimonio viviente de que Dios es fiel—aun cuando nos sentimos débiles o desanimados, Él siempre permanece fiel.

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¿Qué sentiste cuando el Pastor Hyeok, como siervo de Dios, ministró sobre ti?
Yo sabía que Dios lo usaría para imponer manos sobre el lugar de mi lesión, que el tumor desaparecería y que sería completamente sanado sin cirugía.

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Y cuando fuiste ministrado, ¿qué sentiste?
Sentí el poder de Dios, Su unción, gozo y paz. Fue como si Él me dijera: “Tranquilo, hijo, aquí estoy. Has recibido la promesa que te di. Hoy estás libre de esta enfermedad.”

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¿Y ahora, cómo te sientes?
¡Estoy totalmente libre!

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